sábado, 2 de febrero de 2008

Otra mas...

Te acuerdas de la pobre Penélope con sus zapatos de tacón, su bolso de piel marrón y su vestido de domingo; sentada la pobre infeliz en la estación del tren esperando por no sé cuánto tiempo a que volviera eso a lo que esperaba. Cuántos días, meses, años estuvo ahí estada por horas viendo llegar a la gente y en su mente ni siquiera sabía a ciencia cierta que era aquello que esperaba.
Ayer me sentí un poco perdida, algo así como una Penélope sentada sin saber qué estoy haciendo, con mis zapatos de tacón, con mi bolso de piel solo que no tenía ropa de domingo,-hace rato que nadie tiene ropa de domingo, eso se quedo en la infancia-; pero igual visto de “domingo” todos los días; que no se diga que no he aprendido mucho del fashion de mis amigos; sería una vergüenza extrema no dar lugar a todo lo que me han enseñado en el transcurso de los años que hemos convivido; bueno ellos me enseñaron más que de moda o de zapatos, la verdad me enseñaron a combinarme el alma, a que los colores que brillo vayan de acuerdo a los colores del fondo, a los de mis pensamientos, a los de los sentimientos que engendro desde lo mas profundo de mí.
Así que ahí estaba yo, sólo que yo no guardo silencio por tanto tiempo, creo que ninguna mujer lo logra, sólo la de esta canción. En fin, me permití abrir un pedazo de alma contigo, para que lograras ver más allá de lo que usualmente permito. Hablamos de oportunidades, de los momentos en que debería ser más yo y menos miedo; me dijiste cosas hermosas en los silencios y las risas, te permitiste escucharme por un momento y llenarme de abejas las orejas para que me hicieran cosquillas. He de confesar que converso mejor contigo que conmigo misma; yo en cambio me traiciono!!! Qué obsceno verdad!!! Pero es que me meto ideas en la cabeza que trastornarían a cualquiera y muchas veces, aquí viene la peor parte, lo hago adrede, masoquista innata jajajaja.... me hago tormentas de ideas y tornados de pasiones que se llevan todo a su paso.
Entonces estoy un poco como Penélope, esperando que llegue algo nuevo y no tengo la menor idea de qué es. Y es que talvez en mi furia de los días de esperar ya te he visto pasar y me he hecho la loca o talvez no tengo que ver nada más allá de mis ojos y es a mi misma a la que estoy buscando con desesperación. Si me pongo a analizar los hechos, si entro en mil detalles, me doy cuenta que la que más perdió fui yo! aunque haya salido ganadora de la batalla y aunque si yo conservo todo lo posible que pueda conservarse después del tornado que fuiste provocar.
Tengo mis confesores, a todos les confieso lo mismo… todos ellos me escuchan, yo me ato sus consejos con cordeles y me los cuelgo de las manos, a veces del cuello como arma homicida para que me recuerden aquello que debo o no debo hacer, porque ya te dije: mi otra yo es una infeliz traicionera, le encanta hacerme sufrir con sus palabras y me llena de estúpidos el corazón; no hablo de gentes sino de ridiculeces de esas que me regañas cuando no brillo, cuando me quedo gris sumida en mi misma.
Tengo el problema de ser muy terrenal, o mejor dicho muy carnal. Tengo el problema o la dicha de haber crecido con hombres y poder entender eso que sienten; me han heredado una pequeña parte de su capacidad genérica de dividirse entre cuerpo y alma, cosa que a las femeninas les es imposible, bueno por lo menos a la mayoría, que sufren por amores fallidos de momentos nocturnos donde no se dio más que un intercambio por un instante, por ese momento, de energía. Las he visto llorar tristes por esos “amores” perdidos que llaman…
Yo me he quedado tantas veces sin palabras… Esa es mi forma de ser que te confunde, la que al mismo tiempo te hace acercarte a mi y sentirte en casa; que me dices que me ablando contigo y eso no es cierto, eres tu quien se siente blando conmigo aunque no lo confieses; porque no tienes que jugar el papel del duro, de eso me hago cargo yo. Y yo me doy la vuelta y me duermo cuando ya no me respiras. Pero también soy la que te ama con fuego y se derrite entre tus brazos, esa que te ama porque quiere sentir amor; la que te ama porque me llenas de mariposas el estómago y me salen por la boca en forma de besos; la que te ama y se queda niña otra vez.
Yo me quede dormida en una banca de una X estación por mucho tiempo, fui una más; me quedé esperando que la vida llegara y no me había dado cuenta que estaba ya en ella y que jugaba conmigo.
Hoy me levante de mi banca; acomodé y desempolvé mi vestido para que luzca mejor que antes, mejor que nunca; que me de cierta gracia al caminar. Limpié mis zapatos de tacón con mis manos y sujete fuerte mi bolso; respiré profundo, arreglé mi cabello, le di un retoque a mi maquillaje y me fui a buscarte, he empezado a caminar entre la gente. Me he comprado un café sin azúcar –lo amargo me hace despertar-, lo he tomado mientras andaba; me he visto reflejada en los cristales de las vitrinas y he visto en el reflejo, esa a la que estaba buscando…

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